Silencio
¡Silencio he dicho!
La voz de arcángeles exterminadores
retumba
en todo el cementerio.
Han conquistado la razón
la retórica de los fusilamientos
y los bombardeos,
del crimen y el asesinato,
que se bastan para someterla.
Para dársela de comer a los vivos
y silenciar a los muertos.
Nadie osa levantar la voz.
Silencio
¡Silencio he dicho!
¡Silencio he dicho!
La voz de arcángeles exterminadores
retumba
en todo el cementerio.
Han conquistado la razón
la retórica de los fusilamientos
y los bombardeos,
del crimen y el asesinato,
que se bastan para someterla.
Para dársela de comer a los vivos
y silenciar a los muertos.
Nadie osa levantar la voz.
Silencio
¡Silencio he dicho!
Pues no debemos consentirlo...
ResponderEliminarAunque a veces no son solo ellos los que pretender quitarnos la voz, a veces son las opiniones cercanas las que hacen tanto ruido que no dejan que se escuche ninguna otra.
A tanta gente le gusta imponer el silencio querida Liver.
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