Cada vez que paso por allí, cada vez, aunque ande mi mente enredada en geografías, que me hagan mirar hacia otro lado, es inevitable, siempre va mi vista a buscarlo, como quien busca aire, en la Plaza del Cid, desafiando con su espada el aire, acongojando el cielo.
Soldado primero de las luchas medievales en fronteras de diablos, moros y cristianos, y orgullo de mis paisanos mil años después.
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